
Mientras leía este libro pensaba en cuáles podrían ser las claves del arte de vivir, algunas prácticas diarias que te hagan desarrollar esa actitud filosófica de búsqueda de la verdad como caída de los velos que nos separarán de la realidad.
Algunas personas en la consultan empiezan a ver dimensiones de su vida más cercanas a la realidad y estas verdades digamos que les resultan incómodas se convierten en problemas difíciles de resolver en lugar de información valiosa para crecer.
Las exigencias de lo que debemos ser se arraigan muy profundamente en cada uno de nosotros y las lentes con las que vemos se nos empañan, no dejándonos comprender claramente esas verdades que intuimos y que están latiendo en nuestro interior, ese grito que pide paso.
Nos obstinamos con la idea de que la vida es un problema que debemos resolver con la respuesta exacta y si no nos vemos capaces de resolver ese problema nos anestesiamos y nos cerramos, huimos de la realidad.
Desarrollar algunas actitudes o formas de presentarse ante la vida puede ser definitivo para vivir esa claridad, coherencia. De todas ellas elijo hoy la presencia.
La presencia es estar prestando atención a lo que ocurre en nuestra vida, pensando en lo que estamos haciendo y dando lo mejor de nosotros en cada momento. El futuro no ha llegado y el pasado se fue. Somos presente !vivamos el presente!
Podemos pensar ¿cómo no voy a estar presente en mi propia vida? estoy aquí conmigo cada segundo en cada lugar que piso. Y así es, pero a veces estamos sin prestar atención.
Podemos estar en una reunión mirando el reloj todo el tiempo porque tenemos algo que hacer después y ya nos hemos ido a ese después y la reunión no la estamos viviendo con presencia. Actuamos si lo hacemos ya desde ese otro lugar, probablemente con prisa y ansiedad.
Nos cuesta mucho vivir con presencia porque solemos estar pensando en lo que vamos a hacer más tarde o quizá nos hemos quedado enganchados a algo que nos ha pasado antes de este momento y le damos vueltas y vueltas en la cabeza y no nos damos cuenta que alguien nos esta hablando.
Estas situaciones nos han sucedido a todos alguna vez, pues esto es no estar presente en nuestra vida, en cada momento. Poner atención para tratar de ir desarrollando nuestra presencia puede traer cambios muy agradables a nuestra vida haciéndonos disfrutar de momentos especiales que se nos están pasando por alto.
Tomemos unos minutos para reflexionar sobre nuestra presencia: ¿Estoy presente en mi vida? ¿Soy una persona consciente? ¿Presto atención?¿Escucho a los demás? ¿Me escucho a mi misma? ¿Sé lo que quiero? ¿Voy hacia ello? ¿Cómo percibo el tiempo, se me escapa de las manos, lo organizo y optimizo?
Os dejo respondiendo a estas preguntas, observando en vuestro día a día. Estaré encantada de recibir vuestras impresiones. Seguiremos buscando claves para vivir.