Aceptar lo que hay

LA PRESENCIA Y EL SENTIR CONSCIENTE CONSTITUYEN EL CAMINO DE LA SANACIÓN.png

Hoy quiero hablar de la aceptación; vengo observando que se ha popularizado el recomendar la aceptación para todos los problemas que causan sufrimiento a las personas. Parece una pastilla mágica que todo lo cura, pero tengo la impresión de que encierra muchas interpretaciones, a mi juicio peligrosas, que en poco o nada ayudan a las personas a lidiar con su sufrimiento. Por el contrario, a menudo les genera mayor frustración y desasosiego.

Desde el enfoque de la filosofía sapiencial hablamos de aceptación como la capacidad de estar con lo que hay, poner conciencia en nuestra experiencia y permitir su total desenvolvimiento. Mirar y sentir todo sin resistencia ni censura. En este sentido los estoicos consideraban que la esencia de la vida filosófica es la aceptación, la aceptación lúcida de la realidad.

En este mirar todo se incluye: la mirada hacia fuera, la realidad exterior y la mirada hacia dentro, mirarnos a nosotros mismos con la misma mirada objetiva y limpia con que miramos la realidad que nos rodea. La autoaceptación es la disposición a vernos y asumir lo que somos en este momento presento, aquí y ahora.

Asumir y vivenciar todas las dimensiones de nosotros mismos, sin rechazo, sin reproche, sin censura. Fluir con la experiencia personal. Dejarnos ser lo que somos.

“Cuando nos situamos en nuestra Presencia, estamos totalmente presentes en nuestra experiencia tal y como se está manifestando. Dejamos ser lo que es. En otras palabras, la Presencia en sí misma equivale a la aceptación…….

No se trata de plantearnos aceptar o no aceptar, como si la aceptación fuera una decisión que podemos llevar a cabo sin modificar nuestro nivel de conciencia. La aceptación no es el resultado de un empeño voluntarista. Es un acto de ser…”  Mónica Cavallé : El arte de ser

Y esto no significa que la aceptación implique una actitud de resignación ante la información que recibo de este ver lo que hay aquí y ahora, ni tampoco una búsqueda de justificaciones para asumir que esto es así sin más y debo aceptar que no va a cambiar. La aceptación no es un acto voluntario ni impuesto.

Sí puedo, por el contrario, tener disposición de aceptar tratando de desarrollar mi vida en un modo presente, en lo que vivo aquí y ahora y forma parte de esta aceptación, ser consciente de que en este momento no estoy pudiendo aceptar una determinada situación. Descansar en esto corresponde con nuestra realidad en innumerables situaciones.

Forzarnos a aceptar porque es la recomendación para dejar de sufrir, nos aumenta el sufrimiento porque realmente no es aceptar, es otra forma de resistirnos a nuestra experiencia presente tratando de evocar un estado de aceptación que ahora mismo no estoy viviendo.

Y esto no significa que la aceptación implique una actitud de resignación ante la información que recibo…

Ser consciente de que ahora en este momento no puedo aceptar una situación, una emoción, como es una determinada persona o el papel que desempeña en mi vida es aceptar y concienciar mi experiencia presente.

Lo que pone freno a la aceptación es nuestro pensamiento, ciertas barreras mentales que nos impiden asumir lo que esta ocurriendo aquí y ahora.

En el próximo post examinaremos algunas de esas barreras mentales como los famosos  «deberías»: pensar esto no es lo que debería estar sucediendo, las cosas deberían suceder de una determinada manera y nosotros sabemos cuál es…

Estar en conflicto con alguna faceta de nosotros mismos provoca negación a nuestra propia experiencia: como soy una buena persona no puedo experimentar envidia, celos, ira. Me niego a aceptar que lo estoy experimentando.

El único modo de ser feliz es amando

Si no sabes amar tu vida pasará como un destello

Tras el visionado de la película El árbol de la vida dirigida por Terrence Malick, me surgieron muchas cuestiones acerca del sentido de la vida, hubo un diálogo concreto que me resonó mucho:

El único modo de ser feliz es amando.

Si no sabes amar tu vida pasará como un destello.

Sé bueno con los demás,

asómbrate,

ten esperanza.

De algún modo es una intuición que siempre me ha acompañado, la clave para una vida plena es vivir amando, en esa misión me encuentro y me parece un camino profundamente bello, lleno de aprendizajes,  a la vez que siento que me pongo a prueba cada día, que debo abrazar la honestidad y la incertidumbre constantemente, eso me resulta muy retador pero aveces me siento muy perdida, desubicada, sola.

Me encuentro con mis limites con mis heridas y tengo que detenerme a mirarlas de frente, examinarlas, ver como operan, aceptarlas para poder continuar. Aprender a amar se ha convertido en mi tarea de vida y cuanto más me cuestiono más ignorante me siento a este respecto.

Ojalá fuera esta una cuestión con la que pudiésemos familiarizarnos en nuestras familias, en las escuelas, en las calles, viviríamos mucho mejor si nos centrásemos en esta tarea que es vital para nuestro pleno desenvolvimiento.

A partir de la intuición de que el amor es la clave para la vida plena, me surgen preguntas a las que quiero encontrar respuestas y quiero compartirlas con todos vosotros que pasáis por este blog para que me ayudéis si está en vuestro ánimo a encontrar las respuestas.

¿qué es amar?

¿sabemos amar?

¿el amor esta regulado por normas?

¿podemos elegir lo que amamos?

¿cómo se aprende a amar?

Se asoman algunas intuiciones … amar será:

¿mirar con los ojos del asombro?

¿gratitud?

¿comprender, entender?

¿dejar ser?

¿ser fiel a uno mismo?

¿presencia en cada momento?

¿aceptar lo que es?

¿empatizar, tender la mano sin esperar nada?

¿perdonar?

¿saber ver la belleza de la singular esencia?

¿tener esperanza y confianza en la  vida?

¿Puede que el amor sea un estado y no una forma de relacionarnos?

¿Si estoy en amor, me quiero y acepto honestamente será más fácil  desplegar ese estado hacia fuera?

¿Por qué nos desconectamos del amor? ¿A dónde vamos cuando eso sucede?¿ al miedo?

Os animo a la indagación filosófica sobre el amor, escribidme!

Profundamente agradecida por la recomendación de la película!

Feliz verano!

La reflexión filosófica también me ayuda en la crianza.

La crianza entraña muchas cuestiones definitivas en el desarrollo de las personas. Hacer una reflexión filosófica acerca de esta tarea tan infravalorada produce cambios muy importantes en la vida de los niños y de los adultos  responsables de la crianza. En éstas me encuentro desde que decidí ser madre y quiero compartir algunas reflexiones con vosotros.

¿De dónde parto cuando se me plantea  difícil la tarea de criar? Parto de una experiencia personal, de una mirada construida a partir de esa experiencia, parto de mi mísma de lo que me faltó, de lo que me resultó difícil encarar, de unas heridas de infancia, de un ser sin plenitud.

Proyectamos casi de manera inevitable sobre sus vidas nuestra experiencia. Conviene que seamos capaces de ver con claridad de dónde partimos, cada uno de nuestra propia circunstancia.

Hacer una reflexión filosófica acerca de esta tarea tan infravalorada produce cambios muy importantes en la vida de los niños y los adultos responsables de la crianza.

Otra cuestión bien distinta es que de nuestra experiencia hayamos creado un aprendizaje y tengamos claros algunos puntos en los que queremos poner más atención porque nos dieron problemas. Importante esta diferencia entre proyectar y aprovechar aprendizaje de experiencia vivida porque en el proyectar no se deja espacio para el niño, ahí el centro eres tú y tu dolor, y cuando aprovechas la experiencia para mirar con más atención estás dejando al niño que tenga su propio lugar.

Los peligros que temía eran justo esas proyecciones de un ideal sobre ellos, no ser capaz de ver lo que el niño necesita, saber hacerles sentir seguros, que sientan el amor en el que les criamos, que no sean niños heridos por no ser vistos en su ser, no saber dotarlos de herramientas necesarias para vivir de manera autónoma, a veces dudo tenerlas yo misma.

Conviene que seamos capaces de ver con claridad de dónde partimos, cada uno de nuestra propia circunstancia.

Sentía que para hacerlo bien necesitaba un manual de instrucciones escrito por personas que supiesen mucho del tema y seguirlas al pie de la letra para no fallar. Me documenté mucho, me hice con libros, teorías pedagógicas, todos los temas de la crianza me interesaban, el apego seguro, la alimentación, la comunicación, el juego…

Llegó un momento en que tenía la cabeza a punto de estallar, un maremagnum de ideas dando vueltas, algunas opuestas. Con esto sólo conseguí bloquearme y no saber por donde salir o a qué prestar atención. La crianza ya estaba aquí y requería mucho tiempo y dedicación y la inseguridad propia de estos primeros momentos unida a la inseguridad creada por tanta documentación me hicieron pasar una época difícil.

Buscar recetas para saber qué hacer en cualquier momento sólo era una respuesta para compensar mi inseguridad. Pensar en poder aplicar normas generales a los niños es muy frustrante porque independientemente de que haya cosas comunes entendiéndose en cada contexto, cada niño es un ser único, no hay otra persona igual.

Y comprendí que así es como debemos tratarlos: como seres únicos, como una expresión de vida original.

Cuando nuestra mirada viene de ahí es más comprensiva, deja de comparar, te permite comunicarte con su ser más esencial. Y si ellos son únicos, cada uno de nosotros también lo somos, dignos de amor y susceptibles de ser vistos tal y como somos en nuestra singularidad desde nuestro ser profundo.

Buscar recetas para saber qué hacer en cualquier momento sólo era una respuesta para compensar mi inseguridad.

Respetar lo que somos, amarnos incondicionalmente, aceptar nuestras luces y sombras, vivir presentes y conscientes el mayor tiempo posible, caminar con esa actitud filosófica de ser cada día más reales es la clave para que nuestros hijos puedan desarrollarse de una forma sana, siendo respetados y comprendidos como los seres únicos que son y puedan desarrollarse del mismo modo.

Al final, siempre la respuesta está dentro de una mismo:

Vive y quiérete , sé tú mismo y deja que tu ser se exprese y esto mismo será lo que tus hijos aprenderán a hacer.

Aprende a gestionar tus emociones, reconcíliate con tus heridas y siente tus vacíos.

Muéstrate tal cual eres en tu vulnerabilidad, no construyas máscaras y muros para protegerte. Porque si haces eso no dejarás que te vean ni que sepan quien eres.

Apuesta por dar lo mejor de ti en cada momento, siente tus emociones todas, no hay buenas y malas todas deben salir, ser expresadas.

Juega con ellos, abrázalos, cuéntales lo que piensas lo que sientes, dales confianza y espacio para ser independientes de ti, prepara la pista de despegue, ayúdales a que consigan todo lo que necesitan para volar.. y ¡déjales que vuelen! A estas alturas ya sabrán que estarás  ahí dandoles tu amor incondicionalmente siempre, no hará falta más .

Al final, siempre la respuesta está dentro de uno mismo: vive y quiérete , sé tú mismo y deja que tu ser se exprese y esto mismo será lo que tus hijos aprenderán a hacer.

Estas son algunas de las reflexiones que he desarrollado en este tiempo de crianza, intento integrarlas en mi día a día pero no siempre lo consigo, trato de no juzgarme por ello sólo mirarme  y aceptarme humanamente imperfecta.

Me encantaria conocer las vuestras intuiciones y aprendizajes, es un camino tan personal y experiencial el de la crianza que todas las voces aportan conocimientos valiosos. Os animo a que  compartáis las vuestras en los comentarios  o a través del contacto. ¡¡Gracias!!

Orgullo LGTB+

 

Bandera orgullo con frase

El otro día en la consulta de asesoramiento filosófico abordamos el tema de la visibilidad lésbica. Todo surgió a partir de una creencia limitada que detectamos: “si muestro algo de mí puedo causar daño o no ser bien vista”.

El Día Internacional del Orgullo LGTB+ se convierte en un día que nos da la oportunidad de mostrarnos. Sentir el orgullo de ser quienes somos y aprender a querernos tal y como somos.

En las consultas de asesoramiento filosófico buscamos definir el patrón de comportamiento y emoción que está causando sufrimiento a la persona que realiza el proceso y una vez que lo hemos definido, tratamos de ir viendo todas las creencias limitadas que subyacen a ese patrón; es decir, creencias que hemos adoptado como válidas y en función de las que operamos pero que nos causan sufrimiento por no estar ajustadas a la realidad.

Nuestra filosofía operativa está conformada por estos patrones y creencias. De muchos de ellos no tenemos apenas conciencia y es a través de este proceso de diálogo filosófico que van saliendo a la luz.

Pues bien, la creencia limitada “si muestro algo de mí puedo causar daño o no ser bien vista” lo es porque tal afirmación entraña que nuestro ser al mostrarse no va a ser bien recibido, e incluso que puede causar daño. Subyace que no soy ontológicamente mostrable, que no soy correcta, que debería ser de otra manera que fuese bien recibida y no causase daño. Creer esto nos impide descansar en lo que somos, amarnos incondicionalmente y aceptarnos para poder vivir satisfactoriamente.

En el caso que nos ocupa, el hecho de vivir como lesbiana en una sociedad heteronormativa, fomenta, a través de la experiencia vivida con episodios discriminatorios, el refuerzo de esta creencia cuando en nuestro entorno no aceptan como somos. Una interpretación puede ser que yo causo daño por ser así y por ello los demás sufren.

Si entendemos que la mirada que nos espera puede ser o no compresiva podemos concluir que no está en nuestra mano hasta donde llegue a comprender otra persona.

Pero en realidad, lo que ocurre es que aquellos que nos rechazan sufren porque desean que seamos de otra forma y ese deseo escapa a sus posibilidades. Yo soy lo que soy y con ser no causo daño, lo que causa daño es la expectativa de que sea de alguna forma correspondiendo a la sociedad en la que vivo y por tanto a la norma de la heterosexualidad.

Esto causa frustración en algunas personas porque necesitan ser aceptadas por la sociedad e interpretan en contra de su propio ser como más necesaria la aceptación de los otros que poder descansar en lo que realmente somos sin juicios, con amor a nosotras mismas.

Por otro lado, la parte de la creencia que tiene que ver con el hecho de no ser bien vista se hace más fuerte porque realmente hay una mirada de la sociedad que no acoge esta forma de ser. Esto es una realidad, pero también es una realidad el ser lesbiana, y es mi realidad, forma parte de mi ser.

Si entendemos que la mirada que nos espera puede ser o no compresiva en función de las capacidades o del nivel de comprensión desarrollado por las personas que nos rodean, podemos concluir que no está en nuestra mano hasta donde llegue a comprender otra persona. Sí estará en nuestra mano tratar de ser nosotras mismas ajenas a esa mirada que no depende de nosotras.

Mostrarme tal y como soy es un regalo de autenticidad. Cuando me muestro tal y como soy descanso en mi ser.

Cerrar los ojos e imaginar cómo sería nuestra vida si no tuviésemos esa creencia puede situarnos en el punto de partida de una vida vivida con naturalidad en armonía con una misma y la vez con los demás. Nos puede dar las fuerzas necesarias para transformar esta creencia. Mostrarme tal y como soy es un regalo de autenticidad. Cuando me muestro tal y como soy descanso en mi ser. Mostrarme hace que mi realidad sea conocida y comprendida con naturalidad.

El Día Internacional del Orgullo LGTB+ se convierte en un día que nos da la oportunidad de mostrarnos y reivindicar la igualdad de las personas en esta sociedad. Necesitamos vivir en una sociedad que acoja las realidades de todas las personas, que no excluya y dificulte las diversas realidades, una sociedad en la que las personas puedan ser libremente.

Es trabajo nuestro sentir el orgullo de ser quienes somos y aprender a querernos tal y como somos. Hoy os animo a emprender esa aventura de amarse a uno mismo y sentir el orgullo de ser.

¿Por qué no abandonamos las máscaras y nos mostramos tal y como somos?

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Definirnos a menudo nos lleva a la creación de un personaje y en la medida en que ese personaje se aleja de nuestro verdadero ser, nos puede traer sufrimiento. Un ejemplo de ello puede ser una persona que es muy sensible y emocional pero ha desarrollado un personaje frío y distante con la buena intención de sentirse protegido de las agresiones a esa emocionalidad y frialdad.

Esa persona sufrirá porque las necesidades de expresión de su emocionalidad  no están satisfechas, no se lo permite el personaje. Su verdad como ser emocional no se muestra, se produce una desconexión con su ser. No puede mostrar sus emociones porque su etiqueta de fría y distante no lo permite y porque tras esa etiqueta hay muchas creencias relacionadas con lo negativo de mostrar esas emociones.

Había algunas creencias relacionadas con el hecho de que si me mostraba, no me iban a querer, si me mostraba hablaba mi imperfección, si me mostraba me criticarían, si me mostraba me rechazarían. Había, en definitiva, una relación directa entre el hecho de mostrarse y ser dañada.

En mi proceso de asesoramiento filosófico trabajé el miedo a mostrarme, observé algunos patrones que había desarrollado y que estaban operando, que tenían como fondo un miedo a mostrarme como soy, miedo a que la expresión de mi ser no fuera bien recibida.

Había algunas creencias relacionadas con que si me mostraba no me iban a querer, si me mostraba hablaba mi imperfección, si me mostraba me criticarían, si me mostraba me rechazarían. Había, en definitiva, una relación directa entre el hecho de mostrarme y ser dañada.

Se desarrollaban por tanto en mí patrones de desconfianza , dificultad para abrazar mi vulnerabilidad, voz crítica y enjuiciadora conmigo misma que me impedía descansar en mi ser.

Hicimos un trabajo de transformación de estas creencias muy valioso. Algunas de las creencias que transformamos:

  • La vulnerabilidad es fortaleza y autenticidad, no debilidad.
  • Me conozco en la acción. La acción me revela. En la acción sabré lo que necesito saber.
  • Tengo derecho a expresar lo que pienso y siento en cada situación.
  • Si hablo y me contradicen, aprendo.
  • Mi expresión es dañina si es agresiva y exigente. Decir lo que pienso con respeto y asertividad, es el mejor regalo que puedo hacer a los demás, el regalo de mi verdad.
  • Me permito equivocarme. Expreso mi verdad aquí y ahora, y soy fiel a mi sentir aquí y ahora, sin caer en la “trampa de la congruencia” (creer que he de ser congruente con lo que dije en el pasado, y con la imagen que los demás han creado de mí).

Este trabajo ha sido fundamental para mí, me ha permitido sentirme libre para ser lo que soy, me ha ayudado a ir mostrando poco a poco mi ser desde la vulnerabilidad e ir gestionando mis miedo.

Sin duda queda mucho por hacer pero puedo aseguraros que cuando abrazo mi vulnerabilidad y me muestro tal y como soy sin máscaras, sin miedos, confiando, se produce algo que parece mágico. Conecto de tal modo con la humanidad honesta y bella que desprenden las personas que no quiero ser otra cosa que lo que soy, y no quiero ver otra cosa que lo es.

Hagámonos preguntas, ¿me muestro tal como soy? ¿hay algo de mí que me cuesta mostrar? ¿qué sufrimiento me trae lo que no muestro?

Hay muchos patrones que tienen que ver con este miedo a mostrarse, muchos más de los que en un primer momento quisiéramos imaginar. Os invito a empezar ese camino de cuestionamiento filosófico, ir sacando a la luz esas creencias limitadas, cuestionarlas, transformarlas.

Hagámonos preguntas, ¿me muestro tal como soy?, ¿hay algo de mí que me cuesta mostrar?, ¿qué sufrimiento me trae lo que no muestro?, ¿qué obtengo al no mostrarme?, ¿siento que me conocen y comprenden los demás?

Es profundamente liberador descansar en nuestro propio ser. Cuando descansas en lo que eres, en tu verdad, no sientes que tengas que ser de otra manera, ni que tengas que ocultarte, eres lo que eres sin más. En ese lugar nada puede dañarnos porque estamos en paz con nosotros mismos.

La Huida

Es asombroso descubrir en nuestra forma de actuar mecanismos que han estado operando en nuestros comportamientos y que se camuflan bajo otras apariencias, la mayor parte de las veces en contra de lo que perseguimos.  Uno de estos mecanismos con los que me topé fue la huida, la huida como respuesta, como protección a los sentimientos, a las emociones. A una misma en definitiva. En mi búsqueda por encontrar explicaciones me di cuenta que se abría una ventana que traía mucha luminosidad.

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¿Qué quiere la huida para ti? Cuando te ves no acudiendo a una cita o dejando plantado a alguien en plena discusión, te niegas a hablar de algún tema o simplemente a hablar con una persona se activa el patrón de conducta de huida

Tal huida, ¿está buscando algo positivo para mí? Quiere  protegerme, que no sufra, que no me hagan daño, que no me decepcionen; mantener mi integridad porque si me hacen daño, si me siento decepcionada, puedo sufrir, perder el control de mi vida, perderme en toda esa amalgama de sentimientos dolor, decepción, pena, soledad, aislamiento…..

Cuando te ves no acudiendo a una cita o dejando plantado a alguien en plena discusión, te niegas a hablar de algún tema o simplemente a hablar con una persona se activa el patrón de conducta de huida

¿Y qué pasa cuando huyes? ¿Cómo te sientes? Siento que me han decepcionado, siento que me han dañado, me siento triste, sola, aislada, descontrolada… perdida en un drama mental que me causa mucho sufrimiento.

¿Consigue lo que se propone la huida? No, la huida persigue un bien para mí pero me trae sufrimiento y drama a mi vida. Me engancha a pensamientos del tipo: «No me quieren, para qué voy a estar aquí», «no les hago falta», » no sirvo para nada», «nadie me comprende», «no merece la pena esta persona que no me comprende».

SENTIR MI PRESENCIA EN ESE MOMENTO, RESPIRAR PROFUNDO, ATENDIENDO A TODAS LAS EMOCIONES QUE SIENTE MI CUERPO, ME ALEJA DEL DRAMA MENTAL QUE DESATA LA HUIDA.

¿Qué puedo hacer con este patrón de conducta?  Cuando soy capaz de ver cómo funciona un patrón de conducta en mi vida es cuando empieza la transformación; aceptar nuestras sombras y saber cómo funcionan es una herramienta fundamental para nuestra vida.

Sé que en determinados momentos se va desatar este patrón, lleva sucediendo así toda la vida, pero lo observo con atención, le doy el espacio que necesita a todos esos sentimientos que trae y entonces es cuando puedo calmar el sufrimiento mental, expresar mi vulnerabilidad, abrirme y mostrarme tal y como soy.

Sentir mi presencia en ese momento, respirar profundo, atendiendo a todas las emociones que siente mi cuerpo, me aleja del drama mental que desata la huida.

LA CLAVE FUE LA ACEPTACIÓN, LA DESIDENTIFICACIÓN, TRATAR DE VERLO TODO DE LA FORMA MAS OBJETIVA POSIBLE.

Cuando descubrí este patrón en mi forma de actuar me enfadé mucho porque identificaba esta forma de actuar con una forma de ser y me desagradaba ser así. Este enfado conmigo misma no ayudó mucho, me alejaba de ver las cosas tal y como eran me generaba más sufrimiento si cabe,. Tuve entonces dos asuntos que resolver: el enfado por cómo me había dado cuenta que actuaba y la forma de actuar en sí.

La clave fue la aceptación, la desidentificación, tratar de verlo todo de la forma mas objetiva posible. Y todo esto no hubiera sido posible si no me hubieran acompañado a través del asesoramiento filosófico Mónica, Cristina, Saverio y Nara a los que les estoy eternamente agradecida por su presencia y compañía en este camino. Gracias.